














¡La belleza es una cosa terrible y espantosa! Es terrible
porque es indeterminable, y no hay modo de determinar-
la porque Dios no ha planteado más que enigmas. Aquí
las orillas se tocan, aquí viven juntas todas las contradic-
ciones.
Yo soy un hombre muy poco instruido, hermano, pero
he pensado mucho en esto. ¡Hay una terrible cantidad de
misterios! Son demasiados los enigmas que oprimen al
hombre en la tierra. Descífralos como mejor entiendas y
sal del agua sin mojarte.
¡Magnífico! No puedo soportar, además, que hasta un
hombre de elevado corazón y mente clara empiece con el
ideal de la Madona y acabe con el de Sodoma. Aún es
más espantoso quien ya con el ideal de Sodoma en el
alma no niega el de la Madona y arde por él su corazón,
arde de verdad, como en los puros años juveniles.
No, el alma humana es vasta, hasta demasiado vasta; yo
la reduciría. Sólo el diablo sabe lo que toda ella significa,
¡ésta es la cuestión! Lo que a la mente se ofrece como
oprobio, al corazón le parece hermosura y nada más.
¿Está en Sodoma la belleza? Créeme que para la mayoría
de las personas en Sodoma se encuentra, ¿conocías este
secreto?
Es terrible que la belleza no sólo sea algo espantoso,
sino, además, un misterio.
Los hermanos Karamázov
Fiódor Dostoyevski*